jueves, 28 de julio de 2011

La inteligencia y el límite

«la invisible medida de la sabiduría»


Capítulo I

«Lo más difícil de todo es practicar la invisible medida de la sabiduría, que es la única que tiene en sí los límites de todas las cosas»; saberlas medir es, para Solón, la justicia.


«Invisible», la medida de la sabiduría no es «cosa» de los sentidos, obtenible o inducible de las sensaciones, de la llamada y mal dicha «experiencia»: es una dimensión interior, pertenece al mundo del pensamiento. Pero se hace «visible» a través de quien, pensante, es también «practicante» de ella, ardua empresa, ya que cuanto más alto es un valor, más difícil es su realización. Sólo la sabiduría tiene en sí el límite de todas las cosas, y, en efecto, es sabiduría actuarlo todo y asentir que se actúe «cumplidamente», en sus límites; pero ella, que contiene los límites de toda cosa, no está contenida por ninguna ni por todas, las trasciende; por tanto, su plena actuación o el cumplimiento de sí misma, que no consiste en la suma de todos los actos sabios, no es de orden mundano o histórico, no es una «práctica» al nivel del tiempo que corre. Por esto, también ella tiene el limite interno a sí misma; último acto sabio, de «cumplida» sabiduría, es el reconocerlo. Sabiduría es «claridad» respecto a Dios, a nosotros mismos, a los otros, a las cosas; y el sabio, escribe Trotzendort, «habla claro y el lenguaje claro indica que las cosas dichas han sido entendidas»; por el mismo sabio» ante todo, a fin de que no enloquezca.


La sabiduría es el aspecto «práctico» de la inteligencia, cuyo signo es el límite. En efecto, la inteligencia contiene los límites de lodo ente y de sí misma: «marca» a todo ente y a sí misma. Nuestra sabiduría se consolida a medida que nosotros adquirimos la inteligencia de nuestros límites de seres finitos, de nuestra no-autosuficiencia juntamente con la conciencia serenadora de nuestra suficiencia dentro de los límites mismos; se aviva la confianza en lo que sabiamente obramos y se enciende la esperanza en nuestro cumplimiento, imposible por sólo nosotros. Al limite del límite-signo de la inteligencia, el «misterio» so hace «evidente» como tal sin hacer caer en lo «obvio», como les sucede a los espíritus perezosos o superficialmente «irónicosi, nuestros limites y los de todo otro ente finito; mas aún, en el momento en que la evidencia, por una toma de conciencia cada vez más fuerte de nuestro limite, lo aproxima alejándolo, nos da, junto con la de su sacralidad e Inescrutabilidad, la inteligencia de la sacralidad de nuestro ser y de todo ser: la clara sabiduría nos hace conquistar la «sencillez». En la medida de la inteligencia —que se extiende al sentimiento, al conocimiento y a la voluntad— está presente lo religioso, un nexo de «vínculos» con nuestros semejantes, las cosas, Dios: inteligencia es también pitias, y no hay sabiduría sin piedad.


El oscurecimiento de la inteligencia

1 comentarios:

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"Especie en eterna extinción" dijo...

No admitiría la palabra religión ya que esta perdió su misión principal al no educarnos correctamente respecto a lo espiritual.........

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