sábado, 19 de septiembre de 2009

Marcelino Sanz de Sautuola - (4)

Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos
de la provincia de Santander


No se me oculta que á muchos de mis lectores pueda ofrecérseles la duda de s¡ los d¡bujos y pinturas de que me he ocupado, y que en mi humilde opinion son dignos de un estudio detenido, habrán servido de solaz á algun nuevo Apeles, todo cabe en lo posible, pero juzgando el asunto en sério, no parece que pueda aceptarse esta opinion. Por de pronto esta cueva era completamente desconocida hasta hace pocos años; cuando yo entré en ella por primera vez, siendo con seguridad de los primeros que la visitaron, ya existian las pinturas número 12 de la quinta galería, de las cuales llaman la atención fácilmente por estar como á dos pìes del suelo y por sus rayas negras repetidas. Las de la galería primera no las descubrí hasta el año pasado de 1879, porque realmente la primera vez no examiné con tanto detenimiento su bóveda, y porque para reconocerlas hay que buscar los puntos de vista, sobre todo si hay que buscar los puntos de vista, sobre todo si hay poca luz, habiendo ocurrido que personas que sabían que existían, no las han distinguido por colocarse á plomo de ellas; por lo demás me parece indudable que, tanto unas como otras, no son de época reciente; las de la quinta galería porque no es admisible que opr entretenimiento se metiera allí ninguno á pintar unas figuras indescifrables; y las de la primera, si bien como ya he dicho, no parecen de época remota, se resiste el suponer que en fecha reciente haya habido quiem tuviese el capricho de encerrarse en aquel sitio á reproducir por la pintura animales desconocidos en este país en la época de su autor.
De todo lo que precede se deduce, con bastante fundamento, que las dos cuevas que se han mencionado pertenecen, sin género alguno de duda, á la época designada con el nombrede paleolítico, (1) ó sea la de la piedra tallada, es decir, la primitiva que se puede referir á estas montañas.
Quédese, pues, para otras personas más ilustradas el hacer un estudio concienzudo sobre los datos que á la ligera dejo mencionados, bastándole al autor de estas desaliñadas líneas la satisfacción de haber recogido una gran parte de objetos tan curiosos para la historia de este país, y de haber adaptado las medidas oportunas para que una curiosidad imprudente no haga desaparecer otros no menos importantes, dando con todo esto motivo á que los hombres de ciencia fijen su atención en esta provincia, digna de ser estudiada más que lo ha sido hasta el día.
Escrito lo que precede, he tenido ocasión de visistar otras cuevas de esta provincia, y para noticia de los curiosos, los citaré tan á la ligera como fué mi visita á ellas. En el Ayuntamiento de Santillana de la Mar, sitio de la venta del Cuco, existe una cueva que, vistar esteriormente, no hace suponer que pueda haber servido de habitación, pues se encuentra en un hoyo á donde van á reunirse las aguas de las colinas inmediatas, siendo su única salida esta cueva. Su entrada, más bien pequeña que grande. se halla espuesta al S.; todo su aspecto interior parece confirmar la idea de que siempre haya estado deshabitada, por la gran revolución y barrancos que han producido de ellas las aguas; sin embargo, observada detenidamente, se encontró á mano izquierda de la entrada, y á no mucha distancia de ella, una capa de conchas de género patella, no muy grandes, recubiertas casi todas por una capa estalacmítica algo gruesa, cuyo hayazgo me hizo modificar la primera impresion. Siguiendo la galería, que es muy extensa, y peligrosa en varios puntos, se encuentran algunas conchas y huesos, y en un sitio bastante retirado, pero que está al abrigo de las aguas, por abundantes que fueran estas, se halló un pequeño depósito de huesos tallados y conchas, dientes de animales y varios objetos de piedra tallada, revueltos entre una capa de tierra negruzca, demostrando la presencia de todo ello que allí vivió el hombre por más ó menos tiempo.

Otra cueva existente en el Ayuntamiento de Camargo, pueblo de Escobedo, llamada de San Pantaleon, digna de visitarse por su entrada fantástica, adornada de añosas yedras y otros arbustos. Su bajada es molesta por las grandes moles de piedra desprendidas de la entrada, llamando la atención el gran desnivel que hay desde esta hasta lo último de la cueva, que seguramente pasará de treinta metros; como á la mitad de esta distancia se encuentra un banco de tierra oscura conteniendo un gran número de huesos, algunos tallados, dientes de animales y varios objetos de pedernal tallados, cuya existencia denota que también esta cueva fué habitada por el hombre.


Por último, citaré otra llamada de Cobalejo, en el Ayuntamiento de Piélagos, registrada por primera vez, hace algunos meses, por mi amigo D. Eduardo de la Pedraja y que tiene una forma especial. Su concavidad, que aproximadamente tendrá de 13 a 14 metros de saliente á poniente, por 20 de norte á sur, parece como un escenario, vista desde el frente; pues su fachada, si así se puede llamar, es casi tan alta y ancha como el interior de ella, ofreciendo la particularidad de que su entrada está al costado, por un boquete poco mayor que una puerta ordinaria, sin el que sería difícil visitarla, pues su acceso, por el punto que hemos llamado fachada, que está dando frente al S., era bastante difícil. Esta cueva contiene en casi toda su estensión una gran masa, de algunos pies de alta, compuesta de tierra arcillosa, mezclada con huesos partidos tallados, aunque no tan perfectos como los precedentes de la cueva de camargo, citada mas atrás. Tambien se encuentran algunos huesos recubiertos con una capa estalacmítica á bastante profundidad, formando en algunos sitios una verdadera brecha huesosa; pero el objeto que en mi concepto puede dar mas importancia á esta cueva, encontrado metido de canto entre dos peñas grandes, y que ha sido recogido por mi amigo el Sr. Pedraja, es una piedra de grano de veintitres centímetros de largo, término medio, pues es desigual, por veinticuatro de ancha, con siete de gruesa, que en su superficie tiene dos concavidades de seis á siete centimetros de largas, por cuatro y medio de anchas y de dos á tres de profundidad, presentando en su estremo, que está roto, la mitad de otra concavidad como las citadas; su conjunto recuerda algunas piedras semejantes que se han hallado en otros países, y han sido calificadas de alisadores; la de que me ocupo no creo haya tenido este destino, pues la longitud de las concavidades es demasiado limitada para el objeto, inclinándome más bien á sospechar si su empleo seria para moler ó triturar el grano que sirviera de alimento. Sea lo que se quiera, es indudable que, tanto los objetos hallados en esta cueva, como en las demás que dejo citadas, demuestran positivamente la permanencia de ellas del hombre por algun tiempo, habiendo motivos fundados para esperar que no sean estas las últimas pruebas que justifiquen la remotísima fecha á que debe referirse la primitiva población de estas montañas.




1- La época prehistórica se subdivide bajo el punto de vista cronológico en cuatro períodos; Edad de la piedra tallada ó paleolítica; edad de la piedra pulimentada ó neolítica; edad del bronce, y edad del hierro: El Sr. Vilanova, en su citada obra "Origen del hombre" establerce otras divisiones, segun las que los objetos de qeu me he ocupado corresponderían á la época mesolítica, ó sea tres anteriores á la del hierro.


Leer parte: 1 , 2 , 3

0 comentarios:

Solo se publicarán mensajes que:
- Sean respetuosos y no sean ofensivos.
- No sean spam.
- No sean off topics.
- Siguiendo las reglas de netiqueta.

Publicar un comentario